Hay conversaciones que te llenan, que te retan, que te estiran, pero también, hay otras que te desgastan, que te pierden, que te restan.
Mientras escribo estas líneas, pienso en mi última semana: ha sido una semana de ricas conversaciones, que me han hecho pensar, crecer, cuestionarme, conversaciones llenas de preguntas que me invitan a buscar respuestas con curiosidad, conversaciones que me han despertado sueños, anhelos, conversaciones en las que he podido ver rastros del corazón de ciertas personas y en las que he podido plasmar algo del mío.
Es cierto que nuestro día a día puede estar lleno de conversaciones superficiales, pero ¡qué satisfacción cuando tenés una de esas conversaciones que sabes que te llenó!
¿Por qué una conversación tiene esa capacidad de generar tantas cosas en nosotros, tantas emociones, deseos, ideas, etc.?
Conversamos con palabras y las palabras no son sólo palabras; las palabras tienen un poder muy particular, tienen el poder de movilizarnos, hacia o desde, ciertos lugares -simbólicos- en nuestra vida.
A través de las conversaciones nos podemos enamorar, nos podemos pelar, podemos construir criterios para una idea, podemos despertar o enterrar un sueño, podemos nutrirnos o desgastarnos, podemos encontrar aliento o desanimarnos.
¿Alguna vez te has detenido a preguntarte por la calidad de tus conversaciones? ¿Has hecho una pausa para pensar hace cuanto no tenés una de esas conversaciones que retan? ¿Cuántas personas tenés en tu círculo cercano que sabés que son esos conversadores que te pueden sacar de una zona de confort?
Pensá en tus conversaciones….
Evaluá tus conversaciones….
Reflexioná en tus conversaciones…
Y preguntate ¿cuánto de lo que ha estado presente en vos en últimos días, en tus pensamientos y emociones, se debe a esas conversaciones?
Ya lo decía Freud “las palabras son sin duda los principales mediadores del influjo (influencia-efecto) que un hombre pretende ejercer sobre los otros; las palabras son buenos medios para provocar alteraciones anímicas (afectivas-emocionales) en aquel a quien van dirigidas”*.
¿Qué están provocando las conversaciones en vos? ¿Qué generan las palabras de los otros en vos? Y no está de más, pensar también en lo que tus palabras y las mías, podrían generar en otra persona.
Las palabras son un arma poderosa, pueden sanar o destruir. Seamos sabios al usarlas porque una conversación tiene el poder de marcar a una persona.
Keisy Varela Seas, Agosto 2021
* S. Freud. (1890). Tomo I: Obras Completas. Tratamiento Psíquico, tratamiento del alma. Amorrortu Editores.
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